lunes, 8 de agosto de 2011

Un cuento tonto

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...pero porqué estás tan molesta?.- preguntó él.
- no, si no estoy molesta pero no sé lo que te pasa ni lo que sientes, siempre siento que estoy en el aire contigo y eso me estresa.- respondió Verónica.

Él acusó el golpe y, agachando la cabeza, salió de la habitación. Sintió sed así que cruzó la pieza que hacía las veces de comedor en la casa que compartía con Verónica, dirigiéndose a la cocina. Al abrir el refrigerador constató lo que ya sabía antes de abrirlo, no quedaba jugo. Tomó el jarro, sonriendo con un dejo de nostalgia, abrió de par en par un mueble contiguo al lavaplatos buscando un sobre de jugo en polvo y trajinó hasta encontrar unos cuántos. Naranja? no. Durazno? tampoco. Papaya? sí, papaya sí.

Llenó el jarro mas allá del litro recomendado ya que no le gustaba muy dulce, así no le quitaba la sed. Luego se preparó para el ritual, su ritual, aquél que lo transportaría años atrás, donde mentalmente se vería en un departamento al otro lado de la ciudad, donde vivía con Isabel, llenando otros jarros, vaciando otros sobres y tosiendo otras risas, mientras Isabel lo miraba toser y le decía: Tonto!!; con esa sonrisa que le iluminaba el alma.

Pero luego recordó que Isabel ya no estaba hace casi 4 años, que se fué, alejada por sus sueños de mujer exitosa, que buscaba gerencias que manejar, círculos sociales que conquistar y paises que conocer, sin saber conformarse con la promesa de una casa bonita con un naranjo en la entrada, 3 niñitas inquietas y un perro negro y flaco en la puerta, pero dejándole por años el gusto de toser risas en polvo, día a día.

Respiró hondo despertando de su recuerdo y, ya sin la sonrisa que segundos antes le acariciaba la cara, continuó con el proceso. Tomó el sobre, le hizo un recorte en la esquina superior un poco mas grande de lo normal, vació el contenido del sobre al jarro dándole golpecitos cortos con el dedo índice hasta que no quedó nada, como siempre, luego, con placer, se llevó el sobre vacío a la boca soplando el interior hasta que éste se infló totalmente, a continuación, y de golpe, aspiró el polvillo que siempre queda alojado en el fondo del sobre. El polvillo pasó por su garganta sin alojarse ahí, como siempre ocurría, sin picarle, sin rasparle y tampoco le provocó la tos que lo transportaría a su pasado feliz. Miró el sobre algo confuso y repitió la operación. Nada. Al último, cuando su sorpresa amenazaba convertirse en enojo, algo cruzó por su cabeza y volvió a sonreir.
Salió de la cocina con el jarro de jugo en la derecha y dos vasos en la izquierda. Al entrar al dormitorio encontró a Verónica sentada al borde de la cama, con las manos entre las rodillas y mirando al suelo. Al sentirlo entrar lo miró y al verlo sonriente le preguntó:

- Que te tiene tan contento?
- Que ya te puedo empezar a querer.- respondió y la besó.
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1 comentario:

  1. que linda historia me encanta como cualquiera de las pelis de amor que veo en repelis, deberías ver alguna y compartirla conmigo https://repelis.live/

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